Desc: Hijos de Uranio: Dirigida por Iulian Manuel Ghervas, Adina Popescu. Hay varias leyendas sobre el descubrimiento de los depósitos de mineral de uranio de Baita. Algunos dicen que los soviéticos descubrieron accidentalmente el mineral a principios de los años 50. Otros dicen que los alemanes fueron informados de su existencia e incluso construyeron una carretera de acceso. Se dice que si los alemanes hubieran tenido tiempo suficiente para explotar el mineral, el resultado de la Segunda Guerra Mundial y el destino del mundo habrían sido diferentes. O tal vez no... Ahora Rumania está cambiando, pero hay cosas del pasado que aún permanecen en secreto. Los ancianos de Baita-Plai, retirados de la cercana mina de uranio, recuerdan que hace muchas décadas llegaron los rusos y poco después construyeron una pequeña ciudad y procedieron a la explotación masiva del mineral. El objetivo principal: apoyo al programa nuclear militar soviético. Casi 8.000 mineros rumanos trabajaban día y noche, las 24 horas del día, en cuatro turnos. No había preocupación por la protección laboral o ambiental. La mayoría de los empleados de la mina ni siquiera sabían que estaban extrayendo uranio, sino cuarzo o plomo. Se suponía que la gente no debía hablar de esto y todavía no lo hacen. Aunque en febrero de 2009 la mina de uranio fue oficialmente clausurada y toda la zona entró en un programa medioambiental, el uranio regresa a casa como residuo radiactivo. Por decisión del Gobierno de 1983, algunas galerías de la antigua mina de uranio de Baita-Plai se transformaron en el Depósito Nacional de Residuos Radiactivos. Ahora, en la colonia minera de Baita-Plai todavía quedan 90 personas: una comunidad pequeña y pobre que vive en un lugar que parece devastado por un bombardeo atómico. Ignoran que aquí las radiaciones son tres veces superiores a la dosis normal, porque su única preocupación es sobrevivir..